El día a día del tren en Extremadura es la suma de estaciones cerradas y la supresión de los trayectos. Eso significa que la movilidad entre los pueblos se hace más difícil, y que los extremeños tienen buscar alternativas que pasan por la carretera y los coches particulares. Y lo peor, es que dejan de plantearse esa interacción entre los pueblos. Le pasa a un grupo de madres de Guareña. Sus hijos, de 16 y 17 años, estudian en la Escuela Agraria de Aljucén el módulo de conservación del medio ambiente. Contaban con el tren que comunicaba ambos puntos y han tenido que unirse para llevarlos en coche. Son 20 viajes ida y vuelta a la semana.
Hace dos años que existía el servicio entre Guareña-Aljucén y piden que se reestablezca.
Desde la Plataforma Corredor Sudoeste Ibérico, que defiende la conexión Madrid-Lisboa, afirman que además de la alta velocidad, es fundamental lanzar las líneas convencionales. Y que las grandes ciudades estuvieran comunicadas cada hora, en distintos tramos del día. Antonio García Salas, presidente del Corredor Sudoeste Ibérico insiste en que "hay que dar un salto adelante en las líneas convencionales, que no tienen ni un metro electrificado ni un metro de línea duplicado".
Salas insiste en la urgencia de que la red extremeña de ferrocarril disponga de una sistema de seguridad automático. Y mira hacia un futuro donde se apueste por el transporte colectivo, electrificado, cómodo y con conexiones digitales.