Todo está más caro y eso, no es nada nuevo. Hace meses que la cesta de la compra está disparada. El IPC se sitúa por encima del 10% y las familias comienzan a no llegar a final de mes y, por tanto, a gastar menos. Es algo que se nota en todos los sectores, incluidos los mercadillos, pues también están acusando la inflación y los vendedores se han visto obligados a diseñar “estrategias” con la oferta de sus artículos, con tal de intentar mantener sus ventas y a su clientela.
Algunos no han tenido más remedio que subir sus precios, pero otros han decidido mantenerlos e incluso bajarlos, aunque en este caso ellos ganen menos, porque sus proveedores sí les han incrementado el costo de los productos.
En el otro lado, los clientes, que a pesar de acusar en algunas compras la subida, siguen optando por venir a los mercadillos porque continua siendo la opción más barata.