Siguiendo con mucha preocupación todo lo que sucede en Oriente Próximo están María y Ángel Tawfik. Su padre es hispano-gazatí y viajó a principios de mes a visitar a su familia, y la guerra estalló mientras estaba allí.
María cuenta que las últimas noticias que tienen de él son de ayer por la tarde. "De momento estaba bien. Hoy no hemos vuelto a tener noticias", confiesa. Su hermano Ángel asegura que es "muy complicado no tener un contacto fluido con él". Se muestran, eso sí, esperanzados con las nuevas noticias de la entrada en la franja de agua y comida.
De norte a sur
La comunicación es muy complicada, pero María y Ángel saben que su padre se encontraba en casa de un familiar, al norte, pero tras las ofensivas, marchó al sur. Aunque recientemente, lamentan, han bombardeado la casa de al lado, y se han visto obligados a abandonar la zona y cambiar de casa. Los dos hermanos tienen más familiares en el territorio y, cuentan, algunos han decidido permaneces en sus casas y otros están en refugios.
Pasaporte español
A pesar de tener pasaporte español, el padre de María y de Ángel, de momento, no ha podido regresar al país, algo que mantiene en vilo a toda la familia. Tendría que llegar a la frontera, pasarla y llegar a El Cairo, donde estarían esperándole. Sin embargo, no es un camino sencillo. Las autoridades españolas no pueden entrar en la zona e ir a por él. Es el único que puede salir, al tener pasaporte. En la familia Tawfik son conscientes de que los demás, el resto de la familia que allí vive, se quedarán en Gaza.
"Muchos van a morir"
La Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo conoce de primera mano lo que está ocurriendo. Una comunidad de 5,9 millones de personas, casi la cuarta parte de la población refugiada del mundo. Raquel Martí es la directora ejecutiva de UNRWA en España y explica que la situación es complicada, con un millón de personas desplazadas.
En sus instalaciones ya están saturados y reconoce que no hay agua en la Franja de Gaza desde hace unos días. "Entregamos un litro de agua por persona y día y se nos está agotando ya", lamenta. "Como no entre ayuda humanitaria en breve nos vamos a quedar sin poder repartir comida". Muchos van a morir deshidratados o por las enfermedades derivadas de beber agua sucia y contaminada, reflexiona.