Constituidas en la década de los 40, las Cámaras Agrarias dejaron de ser los actores de las relaciones laborales con la llegada de la democracia, el nacimiento de las organizaciones profesionales, las OPAS (con Asaja, COAG o la Unión de Pequeños Agricultores) y los sindicatos obreros.
Eso fue determinante, pero la puntilla fue la creación de las Oficinas Comarcales Agrarias, que las despojó de su cometido tramitador y de labor informativa. Así llegó a su extinción en 1997, tras más de un siglo de historia, dejando como como titular de todos sus bienes la Junta de Extremadura, quien tuvo que dedicar tiempo y dinero a inventariarlos, a devolver las propiedades incautadas por el franquismo a sus legítimos dueños y a organizar toda la documentación que dio lugar al nacimiento del Centro de Estudios Agrarios.
45 años reinventándose
La mayoría de las sedes de las Cámaras Agrarias pasaron a manos de los ayuntamientos y se destinaron para distintos fines municipales, según sus necesidades. Por ejemplo, Don Benito decidió que fuera la sede de varias asociaciones agrarias de la localidad. Otros la han dedicado a servicios municipales como Casar de Cáceres, que la convirtió en su Oficina de Consumo, pero también sigue vinculada a las actividades ganaderas. En ella se reúne la asociación de queseros y acoge la DO Torta del Casar. Más reciente ha sido la reconversión de la Cámara Agraria de Bienvenida. Tras 20 años cerrada, hace cinco años se convirtió en la sede del Centro de Interpretación Dehesa y Toro 'Dinastía Bienvenida'.
Ahora, Montijo ha decidido devolver su esplendor original a su Cámara Agraria y la ha convertido en un Museo dedicado, precisamente, a la historia de las Cámaras Agrarias.
Una recuperación de la que se siente muy orgulloso su alcalde, Manuel Gómez, "porque hemos recuperado mobiliario y documentos originales". Entre ellos, el más especial: el famoso y hermoso cuadro 'La vuelta al trabajo' de Adelardo Covarsí, que el artista regaló a los agricultores y ganaderos de su pueblo. Una obra que durante años estuvo en el despacho de la Consejera de Agricultura y que, como símbolo de lo que un día fueron las Cámaras Agrarias, ahora ha vuelto a rendir homenaje a sus labradores en el nuevo museo de Montijo.