"Es una mujer que, a pesar de tenerlo todo y de poder vivir en su palacio, se siente atada y totalmente acosada". Es Belén Rueda la que describe así a Salomé.
O mejor dicho, a la Salomé que ella encarna, que es la que ha diseñado Magüi Mira para esta edición del Festival de Mérida: una princesa que es símbolo de poder y perversión y de sexo y obsesión; un personaje atrapado en el prototipo de mujer fatal al que tanto tiempo se han visto abocadas las mujeres poderosas a lo largo de la historia.
Porque para lograr el poder, dice la directora, "existen muchos tipos de armas. Algunas son bombas y otras veces, la seducción femenina también es un arma para conseguirlo. Y es una seducción que verdaderamente asusta y que ha llevado a los hombres a ponerle un título como femme fatale".
Una princesa que es símbolo de poder y perversión, sexo y obsesión y que replica el mito de la mujer fatal para reflexionar sobre él
Belén Rueda será la princesa que, según los evangelios de Mateo y Marcos, pidió la cabeza de Juan el Bautista, a cambio de bailar la danza de los siete velos para su tío y padrastro, el rey Herodes de Antipas.
Por eso esta propuesta es sobre todo plástica abrazada a texto, música y danza: "Salomé es todo danza y corporeidad", ha explicado hoy en la rueda de prensa Yosuah Cienfuegos, el coreógrafo que dirige el movimiento escénico de Belén Rueda durante el espectáculo.
También tienen dirección propia de movimiento escénico los componentes de la Guardia de Herodes, que representan, según Antonio Sansano, la brutalidad contra la palabra. Junto a él forman parte también de esa guardia de Herodes Jorge Mayor, José Fernández y José de la Torre, dirigidos todos por Pedro Almagro.
Pablo Puyol es Juan el Bautista y Luisa Martín, la madre de Salomé
Además veremos a Pablo Puyol como Juan el Bautista. El profeta que, según las fuentes, fue encerrado tras acusar de incesto a la madre de Salomé, la reina Herodías, que había dejado a su esposo para casarse con su cuñado, Herodes de Antipas.
Y será un Juan el Bautista que, aparte de texto, cantará en algunas escenas: "es su grito". Puyol ha confesado hoy sentirse en ese camino intermedio entre la presión y la ilusión al debutar en el Teatro Romano de Mérida.
También debuta en este escenario Sergio Mur, que tomará el nombre del capitán de la guardia de Oscar Wilde, Sirio, pero que es un personaje totalmente distinto. Belén Rueda lo ha definido como "una especie de energía cósmica que todo lo ve". Mur ha querido quitarse "ese peso de encima" explicando ante la prensa que su única intención es "gozar con el Teatro en mayúsculas".
Será la cuarta vez en el Festival, sin embargo, para Juan Fernández, que encarna a Herodes, el padrastro de Salomé: "es la segunda vez en mi vida que voy a defender algo que puedo defender".
Y es la tercera ocasión en la que Luisa Martín está en Mérida No venía desde 1984 y se ha mostrado especialmente emocionada en su intervención: "me han enviado un ramo de flores y estoy tremendamente emocionada porque me siento querida y es muy bonito emocionarse con el Teatro". Ella será Herodías, la madre de Salomé que, según el mito, instó a su hija a pedir la cabeza del Bautista para vengarse de sus críticas contra ella por incesto: "es una mujer maltratada, que ha sufrido mucho y que combina dolor y humor".
De Salomé escribieron evangelistas y padres de la Iglesia como San Ambrosio o San Agustín y en ella se inspiraron numerosos pintores de la Contrarreforma como Caravaggio. Y todos, con sus matices, hicieron lo mismo: identificar a una hija y a su madre como mujeres poderosas pero perversas, obsesivas, caprichosas y corrompidas por el sexo.
Magüi Mira quiere reflexionar sobre ese mito de mujer y poder y también sobre el poder del sexo: porque el sexo consigue lo deseable pero a veces también lo que no lo es en absoluto. 19 personas serán las encargadas de poner voz y movimiento a esa reflexión en una escenografía diseñada por Curt Allen Wilmer (Premio Max en 2019) y Leticia Gañán.