A pesar de que España lleva 38 años dentro de la Unión Europea, el Club Comunitario sigue siendo un gran desconocido para el ciudadano medio. Coordinar los asuntos de 27 países que han estado rivalizando la mayor parte de su historia requiere una estructura compleja.
Gabriel Moreno, profesor y vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura, explica que "la Unión Europea no es un Estado, pero tampoco es una organización internacional", lo que implica una complejidad que a veces es difícil de entender.
Además, el proyecto europeo se suele vender mal. Moreno apunta a una posible causa: "Se deja el relato del funcionamiento de la Unión y de sus proyectos a los gobiernos nacionales y estos lo que hacen es siempre quedarse con lo bueno e imputar lo malo a la Unión Europea”.
El experto señala que nuestro país tiene una representación adecuada en las instituciones y es un agente activo en la toma de decisiones, las medidas que se toman en Bruselas no son capricho de los funcionarios, sino de lo que deciden los países. “Europa somos nosotros, que participamos de una forma destacada en la Unión Europea y en su representación a través del consejo y a través del parlamento”, afirma Moreno.
Portugal más cerca y más fondos
Para el profesor de la Uex, lo mejor de la Unión es que ha acabado con las fronteras para apostar por crecer juntos. El primer elemento positivo para Extremadura es habernos dado esa cobertura de una comunidad política más amplia, en concreto en nuestra relación con Portugal.
El segundo elemento positivo que hay que destacar es que Extremadura, a pesar de ser una región por debajo de la media en cuanto al desarrollo económico e industrial de España, gracias a las ayudas de la Unión Europea "en términos absolutos, no relativos, ha mejorado exponencialmente".
Un dato que ilustra esta afirmación es que el 20% del presupuesto de la Junta de 2024 procede de fondos europeos.
Respecto al futuro, Moreno recuerda que Europa ya no es lo que era, apenas representa el 8% de la población mundial y sus rivales más directos son gigantes como China, Estados Unidos, Rusia o la India.
Por ello, si queremos seguir siendo tenidos en cuenta sólo podremos hacerlo desde la unidad, lo que implica que "si no somos europeos por convicción, vamos a tener que serlo por necesidad".