Imagen del embalse del Cíjara a mediados de agosto
Los municipios que se abastecen del embalse del Cíjara siguen preocupados. Donde antes había agua, ahora solo hay tierra. Esta semana, el pantano se encuentra apenas al 14,3% de su capacidad.
Por ello, el desembalse es ya un problema que se está volviendo insostenible para los empresarios de la zona que ven, desolados, como la sequía del pantano les impide sacar los barcos obligando a varios de ellos a cerrar.
Los vecinos más afectados son los de Puerto Rey y El Poblado del Cíjara, pedanías de Alía, que no pueden continuar con sus actividades empresariales relacionadas, sobre todo, con las actividades náuticas y el turismo de pesca.
Una situación que se agrava al compararlo con el de otros pantanos cercanos. El de Orellana, por ejemplo, se encuentra al 67,4% y el del Zújar, al 67,9%. Alcaldes y vecinos del entorno del Cíjara denuncian una gestión discriminatoria de los embalses.
También las redes sociales se hacen eco de esa desproporción y ponen el acento en la playa de Orellana. Se trasvasa agua de un embalse casi seco para que en el otro, señalan, pueda haber turistas que disfruten del baño recreativo.
No obstante, la mayoría del agua trasvasada se usa para el riego de cultivos. Juan Diego Fuentes, jefe de explotación del Canal de Orellana, asegura que están intentando ahorrar "lo máximo posible": "Ahora mismo llevamos, según nuestra planificación, un ahorro de 9 hectómetros con respecto a lo que tendríamos que tener consumidos. Paralizar ahora mismo la campaña de riego supondría frenar la producción de unas 60.000 hectáreas de la zona regulable que gestionamos nosotros”.
La Confederación niega desequilibrios
La Confederación recuerda que hay que atender las 160.000 hectáreas de riego correspondiente a zonas regables oficiales (Centro de Extremadura, Zujar, Orellana, Montijo y Lobón) o a riegos de iniciativa privada (tomas directas de los ríos).
Estos desembalses, asegura la institución, "se han repartido entre las presas del sistema general de regulación con un criterio de equilibrio entre sistemas y atendiendo a las particularidades de cada embalse (limitaciones por las cotas de las tomas de los canales de riego, abastecimientos y otras causas)".
Y explican que antes de atender la demanda de riego, en todos los embalses se han definido unos "niveles mínimos de explotación· para garantizar los caudales ecológicos, los abastecimientos (uso prioritario del agua) y unas condiciones ambientales básicas.