Hace justo un año, Ucrania se despertaba con el sonido de la invasión rusa. Ocurrió tras el anuncio del presidente Vladimir Putin del inicio de una operación militar especial.
Tres días antes, había firmado decretos que reconocían la independencia de las regiones ucranianas de Donetsk y Luhansk, situadas en la frontera entre ambos países. Las conversaciones entre Ucrania y Rusia para poner fin al conflicto duraron tan solo cuatro días en su fase inicial.
El presidente Zelenski pudo dar su versión de la invasión ante el parlamento español por videoconferencia, el pasado mes de abril.
En nuestro país, el mismo día que comenzó la invasión tuvo lugar una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad Nacional presidida por el Rey Felipe VI. Tras ella, Pedro Sánchez realizó una declaración institucional de condena.
El conflicto deja más de 14 millones de desplazados ucranianos, de los cuales la mitad han tenido que abandonar su país, siendo, según Cruz Roja, alrededor de 3.000 los que han pasado por Extremadura.
España ha colaborado con el envío de alrededor de 300 millones de euros, más el apoyo militar. Además, el presidente Sánchez se encuentra de regreso de Ucrania, donde se ha reunido con Zelenski. Allí se ha comprometido a aumentar de 6 a 10 el envío de carros de combate Leopard para su defensa.
Feliz en Extremadura
La guerra deja también testimonios importantes en la región. Lana llegó a España hace 10 meses huyendo del conflicto. En Badajoz se instaló hace 8 meses y no tiene claro si le gustaría volver a vivir a su país.
"Aquí vivo con mi hija y la de mi marido. Van al instituto. Veremos en un futuro, no depende solo de mí"
Admite que la invasión ha cambiado por completo las rutinas de aquellos que se han marchado, pero también de los que se han quedado en Ucrania. Se gana la vida haciendo lo que más le gusta: cantar. Hoy será protagonista de un concierto por la paz en la capital pacense, promovido por Músicos sin Fronteras.
"Todos sumamos con el único objetivo de buscar un mundo en paz, más humano y más justo", afirma Pedro Monty, organizador del evento.
Su profesión le ha devuelto la sonrisa en estos meses tan duros. Aunque advierte que lo más difícil para aclimatarse ha sido el idioma, afirma que tanto su familia como ella están plenamente adaptadas a la vida extremeña.