Ellos forman parte de la exposición, son parte de ella. Juan Manuel, Samuel y Diego. Imagen, pensamientos, elaboración... y el fotógrafo como testigo...
La idea original de Arts Fatum viene de un proyecto conjunto entre el artesano Juan Manuel Pérez Vinagre y el diseñador Samuel López-Lago. Un proyecto fin de master de diseño aplicado a la artesanía. Este año, la colección cumple 10 años.
El Festival de Mérida la adquirió hace 8 años y, desde entonces, Juan Manuel y Samuel crean una pieza para cada edición. La de este año es `Un viaje al corazón del teatro´. Una venus con esmalte rojo y un electrocardiograma en su rostro que transmite el latido, que enlaza del diseño y la artesanía con el teatro.
Todas las caras de las Venus llevan mensajes directos al espectador. Una de la máscaras es `Kintsugi: el paso del tiempo como arte´. Juan Manuel nos explica que el kintsugi es una filosofía del siglo XIII que viene de Japón. Cuando las tazas de te que se rompían, se recomponían con oro. Eso se traslada al ser humano y vemos que las heridas, las arrugas y el paso del tiempo, te hacen que valgas más. Es una técnica que se relaciona mucho con el trabajo que hacemos en Terracota”.
El fotógrafo Diego Casillas se incorpora este año a la exposición con sus fotografías, siendo testigo del proceso de producción de las piezas, en el taller. “Es curioso ver con qué cariño, esas manos miman cada pieza, la tratan con una delicadeza impresionante. No es artesanía, no es arte, es mucho más, trasciende, hay mucho corazón puesto en cada pieza”.
Recorrer Arts Fatum es mirarse, observar cara a cara cada máscara, que son casi espejos de momentos vitales. Cada Venus se comunica con el espectador pero, eso sí, la conversación queda entre ambos.