5 Noviembre 2021, 18:20
Actualizado 5 Noviembre 2021, 18:20

Nueva reunión de ámbito mundial para la lucha contra el cambio climático. Se trata del intento número 26 (y los que te rondaré, moreno) para reducir (a ver si es posible) los gases de efecto invernadero a la atmósfera, como el dióxido de carbono y el metano. El objetivo principal es limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC. Además, se está poniendo el foco de atención en la eliminación de combustibles como el carbón y el petróleo de aquí a dos o tres décadas.

La conferencia de este año es crucial porque los científicos avisan de cambios drásticos para evitar más catástrofes climáticas

Desde el pasado 31 de octubre, más de 130 jefes de estado y presidentes de gobierno, además de miles de diplomáticos, están reunidos en Glasgow, Escocia. Lo estarán hasta el viernes que viene, día 12. Deberían haber quedado el año pasado, pero la pandemia de la Covid-19 lo impidió. Este encuentro incluye la 15° reúne al Protocolo de Kioto y al Acuerdo de París. En los primeros días los líderes mundiales hicieron declaraciones de sus respectivos países.  

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Manifestantes en Glasgow esos días. Fuente EFE.

Sin embargo, hay ciertos países que no lo están poniendo fácil. Por un lado, tenemos a China que tiene previsto que sus contaminaciones vayan en aumento en los próximos años. Estiman que será en la década de 2030 cuando alcancen sus máximos para, desde entonces, ir disminuyendo hasta llegar a 2060 que, en principio, sería un país neutral en lo que a carbono se refiere.  

Australia y Rusia van por el mismo camino: que se les deje seguir quemando unos años más. La India dice que dejará de lado el carbón como fuente de electricidad, pero que se le permita seguir quemándolo para su industria. Y de remate, Brasil se compromete, con la boca chica, a reducir un 50% las emisiones de aquí a una década (pero ya sabemos que Bolsonaro no es de fiar). En el lado opuesto, son pocos los países ricos que han ayudado a los pobres en esta transición energética.  

La Naturaleza puede contribuir hasta un 30% en la mitigación de los efectos del cambio climático

El Reino Unido ocupa la presidencia de la Cumbre. Y lo hace Kwasi Kwartengcomo, Secretario de Negocios, Energía y Estrategia Industrial, después de una hilera de renuncias políticas. Curiosamente, las cumbres anteriores fueron patrocinadas por empresas de combustibles fósiles. Esta vez se ha apostado por empresas cuyos planes de reducción de gases sean más realistas.  

Estamos a la mitad y no se sabe muy bien por dónde va a terminar el asunto. Depende de quien vea el vaso. Para los optimistas son los resultados son bastante buenos mientras que los pesimistas echan en falta objetivos más ambiciosos.

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Manifestantes en Glasgow esos días. Fuente EFE.

No es fácil conseguir estos objetivos. Echando números, los gobiernos y las instituciones estiman que se necesitan unos 85 mil millones de euros para esa reconversión hacia una energía limpia en 2050 de una manera justa y eficiente para el planeta al completo. Además de pisar el acelerador y para ello es imprescindible solucionar tres puntos: las divisiones entre países, la financiación y la falta de colaboración entre internacional.  

Al paso que vamos la temperatura estaría entre 2,4 y 2,7ºC a finales de siglo, muy lejos de los objetivos, y, para colmo, con una población mundial aún mayor, demandantes de energía y de alimento. Se necesita, por tanto, que los bancos financien más proyectos ecológicos en terceros países y una agricultura regenerativa. Según los últimos datos, la banca ha destinado 3,8 billones de dólares a la financiación de infraestructuras de combustibles fósiles y bastante poco a la economía del cero neto.

La COP26 de Glasgow es considerada como un momento clave para enfrentar la amenaza del cambio climático  

La primera COP se celebró en Berlín en 1995. Para entonces, una mayoría de países había ratificado la Convención del Clima y había ciertas ganas para evitar el colapso. Tanto que dos años después se celebró Kioto. Y ahí vino el palo gordo: había que tomar unas medidas con las que nadie (o por lo menos, muy pocos) contaban, como la exigencia a las naciones ricas e industrializadas que frenaran sus emisiones.

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Previón de gases de efecto invernadero en diversos escenarios.

Ese acuerdo tuvo sus problemas. Uno de ellos fue que, durante el mandato del expresidente George W. Bush, Estados Unidos lo rechazó, bajo el argumento de que no les exigía a China, India ni a otras grandes economías emergentes que redujeran sus gases de efecto invernadero.

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