Buena parte de los lectores de este texto se les estará viniendo a la cabeza el momento en que tuvieron en el pasado uno de estos ejemplares en casa, en una pequeña pecera de plástico con un islote en medio y una palmera típica de oasis. Si no la tuvo la persona que esté leyendo esto, sería su vecino, primo, amigo, etc.
Son las tortugas de Florida, tan lindas cuando eran en tamaño miniatura, pero no tan entrañables a medida que iban creciendo. A muchos le llegó el momento de deshacerse de ellas y soltarlas en estanques de parques o, lo que es peor aún, a un entorno natural.
Natural de las américas
Sabiendo cómo se llama, es fácil saber cuál es su origen. Concretamente la Trachemys scripta llega desde la región americana que comprende el noreste de México y sureste de los Estados Unidos, justamente el área de Florida, aunque solamente ocupa de manera natural una zona del norte de este estado. Pero también es conocida como tortuga pintada, tortuga de orejas rojas, galápago americano, tortuga escurridiza o jicotea.
Esta especie, comercializada como animal de compañía, se introdujo en España de manera intencionada en 1983. Se hizo desde Estados Unidos con el objetivo principal de comercializarla, aunque fue entre 1991 y 1998 cuando tuvo el auge como mascota. Y llegó el final de la década de los 90 constatándose su cría natural en el entorno. Todo ello fruto del desconocimiento y la irresponsabilidad de los propietarios de estos animales que los dejaban en libertad.
Fue así como la Unión Europea prohibió su importación para evitar la extensión de este galápago y el desplazamiento de los autóctonos. Algo muy lejos de conseguirse, pues se considera más bien naturalizada en lugar de estar cerca de la erradicación.
Condiciones climáticas óptimas
Su vida y reproducción es más factible en climas cálidos, con inviernos suaves. Por supuesto, requiere zonas húmedas y con corrientes de agua tranquilas o estáticas. Lagos, charcas, ríos con poca corriente, estantes, etc. son sus hábitats óptimos. Comparando estas condiciones con las que tenemos en Extremadura, encuentran el lugar ideal para su vida en muchas zonas de nuestra región. Además, en esos lugares han de tener vegetación acuática, de la cual se alimentan principalmente los adultos.
llegó el final de la década de los 90 constatándose su cría natural en el entorno
El Guadiana es uno de los grandes cursos de agua más afectados en Extremadura. Está haciendo estragos con otra especies, como los galápagos autóctonos: el europeo y el leproso. Pero además, estas tortugas se han extendido a otros ecosistemas acuáticos como las charcas, u otros ríos. La población autóctona se ve gravemente desplazada, pues el tamaño del de Florida llega a ser muy superior.