Mientras que en España la borrasca Filomena nos ha dejado una nevada no vista en décadas, en el norte de Noruega la nieve brilla por su ausencia.
Comentábamos ayer que la borrasca Filomena tenía toda la pinta de tener un vínculo con un calentamiento súbito estratosférico. Esta subida de la temperatura en la estratosfera suele estar provocar un patrón de bloqueo en latitudes próximas al Ártico con ausencia de precipitaciones y con ambiente más cálido de lo habitual. Y parece que esta es la explicación de esta situación tan anómala.
Nos llegan noticias de que Tromso, ciudad noruega situada ya en el Círculo Polar Ártico, apenas ha nevado. En sus suelos se acumulan sólo 3cm de nieve, cuando en Madrid tenemos 10 veces más.
Las temperaturas también son demasiado altas para estas fechas. La media de las máximas se sitúa en 1,5ºC y la de las mínimas en -2,7ºC, en ambos casos 2,5ºC por encima de la media climatológica. Según el Instituto Meteorológico de Noruega, es la quinta vez en todo un siglo que no tiene nieve en esta primera quincena de enero en esta ciudad. La última vez fue en 2008.
La situación es contrasta con la que hay al sur del país donde el tiempo es algo más frío de lo normal. En Oslo está helando todo el día. Los días 6 y 12 el mercurio cayó hasta los -12ºC y los valores medios se quedan por debajo de la raya de los 0.
El paso de Filomena por la península ha empujado el aire cálido del desierto hacia el norte de África y sur de Europa, disparando los registros en toda la zona. Así, el sábado, mientras la nieve cubría la mitad de la península, en Túnez hacía falta el pantalón corto y las sandalias… e incluso algún chapuzón en la playa ya que se alcanzaron los 34ºC, en Médenine, superando con holgura los 31 del año 1979.
También en La Valeta, capital de Malta, el ambiente ha sido más cálido de lo habitual con casi 26ºC, al igual que en Luqa, los cuales son 3 grados por encima del anterior registro máximo.
Grecia tampoco se queda atrás. Ayer mismo caía fulminado el récord de temperatura máxima para el mes de enero en su capital, Atenas. 23,0 medían los termómetros en el aeropuerto, el valor más alto en 160 años. Se quedaban atrás los 22,6ºC del 27 de enero de 1987.
2021 ha entrado pisando fuerte. Veremos qué nos depara para los próximos meses, aunque me da a mí que seguiremos hablando de ruptura de récords tanto de lluvia como de temperatura y de situaciones excepcionales. Una prueba más de que algo está cambiando.