José María es agricultor, conoce bien la comarca de la Serena y sabe que la plaga de langostas es un problema cíclico. Sin embargo, asegura que para ver una imagen como la que presentan los campos de la zona ahora con la plaga de langostas que arrasa cultivos habría que echar la vista cuarenta años atrás.
“Teníamos unos guisantes sembrados y casi se lo han ventilado. Las pérdidas son importantes y, a día de hoy, no he oído a nadie hablar de compensar estos daños” lamenta en una conversación con Canal Extremadura.
Los profesionales del campo como él llevaban tiempo notando que este año las langostas podrían suponer un problema para sus explotaciones, pues veían días atrás mayor presencia de cigüeñas en la zona que se estaban alimentando de estos insectos antes de que echaran a volar.
La plaga de langostas en La Serena afecta estos días a tres poblaciones principalmente: Cabeza del Buey, con mayor concentración de estos insectos, Zarza Capilla y Peñalsordo. Los vecinos entienden que se trata de una anomalía y comprenden que se trata de un ciclo, pero lamentan que se haya actuado ciertamente tarde y ahora, con la vista puesta ya en el futuro, piden ayuda.
Los ayuntamientos de las tres poblaciones junto a los agricultores y ganaderos esperan ahora a que acabe el ciclo de vida de las langostas -algo que sucederá según sus cálculos en los próximos días- para comenzar a cuantificar las pérdidas económicas que la plaga les ha provocado este año.
“Queremos que nos declaren zona catastrófica o que haya algún mecanismo para dar sustento a las personas que han sufrido pérdidas tremendas. En el campo el margen es muy corto y se debería buscar una fórmula para ayudar a los afectados” explica uno de los agricultores.
Juan Antonio, alcalde de Peñalsordo, dice que las actuaciones han sido importantes, pero no suficientes, y entiende que esta situación debe servir para aprender y mejorar los mecanismos con el fin de evitar que el próximo año la situación sea igual o peor. “Habría que vigilarlas más a menudo para que esto no se dispare” explica a Canal Extremadura, y añade de manera tajante: “El daño ya está hecho y no se puede reparar”.
Coincide con él la alcaldesa de Cabeza del Buey, Ana Belén Valls: “Los vecinos son conscientes, pero es lógico que pidan mayor cuidado en la zona de cara al año que viene y más colaboración para detectar estos nidos".
Ayudas para los afectados
Valls secunda también la idea de ayudar económicamente a las familias afectadas por la plaga de langostas en La Serena y defiende que hay recursos para ello, aunque se decanta más por vías como reducir el IRPF o apostar por las ayudas directas a los afectados.
Defiende además que una vez estudiado los daños y cuantificadas las pérdidas se la harán llegar a la Junta de Extremadura para que trate de buscar una solución al respecto. Por lo demás, dice, el daño ya está hecho.
¿Qué factores lo han provocado?
La plaga de langostas que este año ha arrasado algunos campos de la comarca de La Serena responde a la suma de una serie de situaciones que, juntas, han ayudado a su proliferación tal y como detallan los propios trabajadores del campo.
Los tres factores que estarían detrás de esta situación serían las altas temperaturas, el periodo cíclico de las langostas y la apuesta por tratamientos insecticidas menos agresivos a favor de la agricultura ecológica.
Sin embargo, y pese a lo que pueda parecer, Extremadura y más en concreto esta comarca presenta un problema con las langostas que se remonta a los tiempos de la Guerra Civil, cuando se tuvo que crear una unidad contra las llamadas ‘moscas mediterráneas’ que llevaron a la región extremeña a ser una de las más dañadas por las langostas en toda España.
El biólogo Gonzalo Albarrán explica a Canal Extremadura que a esa lista se suma la ausencia de depredadores naturales, como el cernícalo, por que lo que todo se convierte en un cóctel perfecto para la proliferación de estos animales que solo comen y ponen huevos.
La situación, advierte, podría ir a más si no se controla a tiempo y factores como el cambio climático favorecerán este tipo de situaciones al provocar un aumento de las temperaturas.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Los alcaldes de Zarza Capilla, Peñalsordo y Cabeza del Buey, Juan Antonio, Rubén y Ana Belén Valls, reconocen que, aunque se ha actuado para tratar de frenar la plaga, los mecanismos no han funcionado tal y como se esperaba, por lo que agradecen el esfuerzo, pero ponen la vista en el próximo año.
Los regidores piden que se analice la situación y se vigile de cerca para evitar que los huevos depositados este año provoquen una situación similar el próximo año, algo para lo que aluden a la unión de agricultores, ganaderos y administraciones, tanto locales como regional, para lograr este objetivo común.
“Lo importante es que exista colaboración para la detección de los nidos de langostas en la zona y atajar el problema. Si no existe colaboración entre todas las partes implicadas será difícil controlarlos y el año que viene todos debemos ir a una” explica Ana Belén Valls.
Incluir en la zona a depredadores biológicos podría sumar esfuerzos para controlar las futuras plagas según detalla el biólogo Gonzalo Albarrán. Esto, explica, ayudaría a controlar de manera natural la presencia de estos insectos sin tener que llegar a usar productos químicos, aunque abre la puerta a la utilización de fitosanitarios efectivos que no sean perjudiciales para otras especies animales o vegetales.
¿Se considera plaga?
Gonzalo Albarrán, biólogo, no tiene dudas y considera que se trata de una plaga atendiendo tanto a la definición de la Real Academia Española, la RAE, como al funcionamiento de las plagas.
“Las plagas no tienen que ser siempre por especies invasoras, pues una plaga significa que hay una población de animales o plantas que hace daño al ecosistema por su crecimiento descontrolado y por romper el equilibrio natural”.
¿Cómo actúan las langostas?
La presencia de monocultivo favorece el desarrollo de este tipo de plagas, pues las langostas encuentran alimentos de manera fácil y, junto a las altas temperaturas, su función se limita a comer y poner huevos.
Su alimentación es principalmente verde y el frío acaba con su propagación, por lo que estos animales tienen en Extremadura un factor importante para desarrollarse.
El impacto en la ganadería es menor tal y como apunta la alcaldesa de Cabeza del Buey, Ana Belén Vall. Ganaderos como José María explican que las ovejas están engordando porque se están comiendo las langostas cuando mueren".
Brecha administrativa
José María siente que hay una brecha entre la realidad del campo y las decisiones que se toman a nivel administrativo o político en cuanto al uso de determinados productos para el control de estas plagas.
“Muchas de las personas que sacan estas normas no han visto el campo ni desde la ventana del despacho y no saben que están registrando” lamenta durante la conversación al tiempo que entiende la necesidad de realizar una gestión más sostenible del medio ambiente.
Una situación parecida defiende Rubén, agricultor también de profesión: “Vivimos en el campo, pero desde hace tiempo tenemos la sensación de que todo lo ambiental son impedimentos para la sostenibilidad de los pueblos” añade.