2 Mayo 2025, 13:51
Actualizado 2 Mayo 2025, 15:50

Mientras gran parte de España permanecía a oscuras durante el gran apagón del pasado lunes, Balboa, una pequeña localidad pacense de apenas 500 habitantes, vivía una jornada casi normal. Y es que fue el único municipio de toda la región donde la luz no se fue... al menos para la mitad de sus vecinos.

La mitad del pueblo, con luz

La clave estuvo en unas obras de mantenimiento en una torre eléctrica que abastece parte del municipio. Para evitar cortes programados, se había instalado un generador provisional que, casualmente, no se desconectó hasta que regresó la electricidad general. Ese generador alimentó 14 calles del pueblo, permitiendo que el suministro se mantuviera en viviendas, comercios y edificios públicos de esa zona.

“Pusimos cargadores y ayudamos a todo el que lo necesitó”, explica Bárbara Colín, responsable del único supermercado del pueblo, que no solo mantuvo su actividad, sino que prestó asistencia a los vecinos que sí sufrieron el apagón. En su local, los frigoríficos funcionaron, la caja registradora no se detuvo y los vecinos pudieron seguir comprando con normalidad. Lo mismo ocurrió en el bar de Diego Colín, quien asegura que no se enteró del apagón hasta horas después, al ver las noticias.

Balboa

También la farmacia y el Ayuntamiento continuaron funcionando sin interrupciones gracias al suministro del generador. Sin embargo, en la otra mitad del pueblo, donde no llegaba esta fuente de energía provisional, el apagón se vivió como en el resto de la región: con ocho horas sin luz, sin electrodomésticos, y con problemas de comunicación y conexión.