El próximo jueves la presidenta de la Junta de Extremadura, Maria Guardiola, y el ministro de Agricultura, Luis Planas, inaugurarán una feria de Zafra que pese a las restricciones, tiene un claro objetivo: desarrollarse con la máxima normalidad posible.
La ausencia de ganado vacuno, ovino y caprino, por la lengua azul, hará que siete naves queden vacías. Pero el resto se llenarán, con aves, caballos de pura raza y cerdos ibéricos. La situación tendrá repercusiones económicas porque no habrá transacciones ni se celebrarán las tradicionales subastas en las que el año pasado se movieron 142 mil euros. Algo que no es la primera vez que ocurre.
Las restricciones esperan que no afecten a las corridas de toros que, de momento, continúan adelante, al igual que el resto de actividades lúdicas y la parte expositoras, con más de 500 empresas, porque esta cita es mucho más. Una feria que este año tiene novedades en el aspecto de la internacionalización, con la presencia de una delegación de ganaderos y periodistas de Venezuela, China, Rusia y Kazajistán.
Se espera que la cifra de visitantes sea similar a la pasada edición, donde se superó el millón.