Llerena recupera su cita gastronómica más tradicional: la matanza extremeña. Una fiesta declarada de interés turístico regional que vuelve a la localidad pacense tras dos años de parón, debido a la pandemia.
Esta edición número 26 lo ha hecho repartiendo 3.000 raciones de su llamada 'probadilla' a todos los asistentes, que han sido muchos y llegados de todos los puntos del país.
Cocinado y despiece en directo
La jornada arrancaba bien temprano con perrunillas y migas extremeñas. Y con un cocinero, Raúl Regalla, que elaboraba a fuego lento los mejores manjares de nuestra gastronomía. Ha sido su primera vez al frente de este gran reto y reconocía que estaba "un poco nervioso, no por falta de experiencia, sino porque tengo que darle de comer a mucha gente y es una responsabilidad grande".
Y mientras se terminaba el cocinado, los visitantes han podido disfrutar de un despiece tradicional en directo y de nuestro folklore regional.
Una fiesta de interés turístico regional que también repercute positivamente en la hostelería de la zona.
"Es un empujón para la hostelería y para el pueblo en general"
Manuel Delgado, hostelero, ha explicado que "los hoteles están llenos desde hace tres o cuatro días. Y esto, es un empujón para la hostelería y para el pueblo en general".
Una matanza didáctica que supera ya los 25 años y que se ha convertido en todo un balón de oxígeno para la localidad.