El ingenio y la picaresca llegaron anoche a Coria de la mano de un clásico: El Lazarillo de Tormes, interpretado por la inconfundible voz de Rafael Álvarez “El Brujo”.
Con una puesta en escena sencilla pero poderosa, y con el humor como hilo conductor, El Brujo recuerda que “así es como hay que tomarse las cosas, porque si no, todo es una tragedia y no merece la pena”.
Cinco siglos después, El Lazarillo volvió a conquistar al público. La obra puso el broche de oro a una edición del festival que se ha celebrado del 17 al 22 de julio, con representaciones nocturnas en un entorno único: la Puerta del Perdón de la Catedral de Santa María de la Asunción.
Además de las funciones teatrales, el Festival Internacional de Teatro ha incluido actividades paralelas como pasacalles, espectáculos visuales y talleres infantiles para los más pequeños.