Para Miguel de la Quadra Salcedo, los sueños eran realidades valientes. En 1985 decidió transmitir esa valentía a los más jóvenes a través de una ruta que estrechaba lazos entre ambos lados del Atlántico. Cuarenta años después, muchos de los más de diez mil expedicionarios que participaron en esas rutas han reivindicado su legado en Guadalupe.
"Está en el corazón de cada uno de estos expedicionarios"
El impacto de esta experiencia educativa ha sido tal que ha centrado el primer Congreso Internacional de Expedicionarios. Su nieto, Alvar Seguí, y su hija, Sol de la Cuadra-Salcedo, han destacado su figura: “Ese método que tenía mi abuelo, a quien desde pequeño llamaba ‘papá grande’, es como el papá grande de todos estos expedicionarios. Es como una mesa de operaciones: hemos abierto a Miguel de la Quadra-Salcedo y está en el corazón de cada uno de estos expedicionarios”.
En el corazón de todos permanece ese deseo de tender puentes entre España e Hispanoamérica, motivo por el que Guadalupe se ha convertido en el mejor escenario para este reencuentro.
José Manuel Chapado, del comité organizador, ha señalado: “Este es un ejemplo de mestizaje: Miguel de la Quadra-Salcedo lo era y para nosotros ha sido un verdadero orgullo, como extremeños, poder traer este congreso a la verdadera cuna de la Hispanidad, Guadalupe”.
"Combinación entre lo hispanoamericano y lo extremeño"
Victoria Bazaga, consejera de Turismo, ha añadido: “Subyace en nuestro proyecto de la Junta de Extremadura esa combinación entre lo hispanoamericano y lo extremeño, y hoy es uno de esos ejemplos”.
La cita continuará mañana con la presencia del rey Felipe VI, quien, como muchos de los asistentes, fue expedicionario junto a De la Quadra Salcedo, ese explorador incansable al que tantos deben su particular visión del mundo.