La Extremadura más rural se enfrenta al éxodo y al envejecimiento poblacional y, sin embargo, hay municipios como Portezuelo, una pequeña localidad cacereña, que se alza como un ejemplo de resistencia demográfica. Mientras nueve municipios extremeños no cuentan con ningún menor de 4 años, Portezuelo se desmarca con una numerosa presencia de niños que llenan sus calles de vida.
Risas y juegos
En Portezuelo, los niños son el alma del municipio. Cada rincón resuena con sus risas, y las aventuras cotidianas forman parte del paisaje urbano. Para el alcalde de Portezuelo, Ángel Iglesias, esta vitalidad infantil es un orgullo:
"Muy importante porque en los pueblos pequeñitos como sabéis estamos cada vez menos y que un pueblo como el nuestro tenga una cantidad de niños, que no es mucha por desgracia pero bueno, es muy importante para la población".
Un entorno único para crecer
Las familias que viven en Portezuelo destacan las ventajas de criar a sus hijos en este entorno. La tranquilidad, la seguridad y el contacto directo con la naturaleza son algunos de los motivos que han convencido a padres como Pedro.
"La riqueza que tenemos aquí en el pueblo no la tiene cualquier ciudad. Para mi gusto, el pueblo lo tiene todo."
Cristina, madre de dos niños de 3 y 5 años, valora especialmente la libertad que ofrece Portezuelo:
"Mis hijos salen a la puerta a jugar solos, aunque, lógicamente, estoy al lado de ellos."
Sin embargo, las familias también enfrentan desafíos, especialmente en cuanto a actividades para los niños.