La localidad cacereña de Torrejoncillo ha vuelto a iluminarse la noche del 7 de diciembre con la celebración de La Encamisá, una fiesta que mezcla fervor religioso y tradición histórica. A las 22.00 horas, el pueblo entero se transformó. El grito de "¡Viva María Santísima!" marcó el inicio de una noche mágica que une generaciones y atrae de nuevo a la localidad a aquellos que tuvieron que marcharse a otras ciudades u otras regiones, y también a gran cantidad de visitantes.
"Lo vives con mucha fe y nervio; es una noche mágica para todo Torrejoncillo", comentan los vecinos. La tradición, transmitida de padres a hijos, se mantiene viva en el corazón de los vecinos que esperaban con ansias en punto álgido de La Encamisá: la procesión de más de 100 jinetes y escopeteros, que acompañaron el estandarte de María Inmaculada en un recorrido cargado de simbolismo. "Falta lo mejor ahora, los caballos y las escopetas; vamos a disfrutar de estas fiestas hermosas", señalaban los asistentes.
Desde los más pequeños hasta los mayores, La Encamisá sigue dejando su huella en quienes la viven, en una noche que, año tras año, reafirma la identidad y el orgullo de Torrejoncillo.