Este fin de semana, la localidad hurdana de Pinofranqueado ha vuelto a ser escenario de una de las tradiciones más singulares de Extremadura: la Fiesta de la Enramá. Desde finales del siglo XIX, esta celebración reúne a jóvenes del pueblo que, emparejados al azar, deben actuar como novios al estilo de antaño durante dos días. La fiesta concluye con el tradicional baile de la jota del arco y una verbena popular.
La Enramá de Pinofranqueado
El jueves previo se realiza el sorteo en el que se forman las parejas, y así lo explica una de las protagonistas: "El jueves antes del sábado se hace el sorteo en el que todos los chicos se reúnen y cantan una canción en la que dicen la pareja del chico y chica. Las chicas no podemos salir porque nos mojan y nos tenemos que quedar en casa".
Este año, 52 parejas han participado en la Enramá. A media tarde del sábado, el desfile recorrió las calles del pueblo, culminando en la plaza con el baile de la jota del arco, un momento muy esperado por todos. Un vecino explica en qué consiste: "La jota del arco es una jota que se bailaba antiguamente y después se hace el paseíllo del arco, que es algo muy típico".
La Enramá no solo es una oportunidad para mantener viva una tradición, sino también para que los jóvenes conozcan a nuevas personas. “Yo llevo varios años participando y es una forma de conocer gente y continuar una tradición que lleva muchos años", ha señalado una participante. Otro joven añade: "A mí me ha tocado ella, que no la conocía, pero en eso consiste la tradición, conocer a gente nueva y que te dé la oportunidad de conocer a mucha gente del pueblo o de pueblos de alrededor, y puedes hacer amigos o algo más".
Los habitantes de Pinofranqueado, especialmente los jóvenes, se muestran orgullosos de mantener esta festividad. "Todos los chavales queremos que siga en pie y siga muchos años más porque es muy importante para los jóvenes", ha expresado uno de ellos.
La Enramá es una tradición que sigue viva gracias al entusiasmo de los pinenses, quienes se esfuerzan cada año para que esta peculiar celebración perdure y siga siendo un símbolo de identidad y unión en Pinofranqueado.