No pasan por un buen momento las granjas de leche extremeñas. Cada vez son menos. Solo subsisten 114 según el último censo de la Junta.
Los granjeros nos han contado que el trabajo es duro y las costes de producción están por las nubes. No les renta mantener las explotaciones abiertas. De hecho, según las últimas cifras, 26 empresas cerraron en los últimos seis años.
Las nuevas generaciones, nos dicen quienes permanecen, prefieren salir de los pueblos y buscarse un trabajo menos sacrificado.