El panorama que viven ahora los vecinos de Villarta es completamente diferente al que se esperaban hace tan solo una semana. El pueblo había pasado el primer período de confinamiento sin un solo caso de afectado por el Covid-19. Con las vacaciones, la población se duplicó. Y así esperaban pasar el verano. Hasta que surgió el primer contagio y los que le siguieron, entonces los que habían llegado comenzaron a marcharse de nuevo.
Se han quedado prácticamente los 430 habitantes de siempre, ante la mirada atónita de los vecinos. Miguel Ángel Grano de Oro, dueño del Bar el Andaluz, ha tenido que cerrar su otros negocios, una terraza de verano y la piscina. Ahora se encuentra con el bar vacío, cuando en días como éstos esperaba que estuviera lleno, previo a las fiestas del pueblo. "El negocio vacío, nos quedamos con todos los preparativos hechos, una ruina" afirma Miguel Ángel.
Situación semejante a la de Arturo Fernández, comerciante, que reconoce que "vamos a tener un montón de pérdidas porque han desaparecido todos".
Así pasarán los días de aislamiento, saliendo solo lo necesario y esperando que pase esta crisis al cuidado, sobre todo, de los mayores.