La bandera de Badajoz ya está presente en su ayuntamiento. Justo un año después de que se presentase la propuesta, esta mañana, el pleno ha aprobado la adopción de la insignia, que a partir de ahora podrá usarse como símbolo de la ciudad pacense y ondear en los edificios públicos.
Esta misma mañana se ha instalado ya en el salón de plenos, junto al resto de banderas extremeña, española y de la Unión Europea.
📷 La bandera de #Badajoz ya representa a la ciudad en el Salón de Plenos del Ayuntamiento tras la aprobación definitiva del expediente en el #PlenoOrdinario del mes de octubre. pic.twitter.com/8Rw3gZ3S3y
— Ayuntamiento Badajoz (@aytodebadajoz) October 26, 2023
Un largo camino hacia su adopción
Una bandera que no ha estado exenta de polémica. La propuesta fue presentada por una comisión de expertos, hace justo un año, pero no contó con el apoyo de todos los grupos políticos del ayuntamiento en la pasada legislatura. PP, PSOE y Unidas Podemos mostraron su rechazo y pidieron que se eligiese un modelo con consenso político y social. Desde la alcaldía, entonces de Ciudadanos, en manos del actual alcalde, Ignacio Gragera, pedían a la oposición que recapacitasen la propuesta puesto que, en ese momento, la ciudad era la única capital de provincia en todo el país que no contaba con una bandera.
La propuesta por la Comisión, creada para su diseño, establecía que la bandera contase con fondo carmesí, un león rampante dorado, una columna plateada y tres ondas en alusión al río Guadiana.
Recientemente, el pasado 11 de octubre, la Junta de Extremadura daba el visto bueno a la bandera. Lo comunicaron al consistorio tras recibir la comunicación de conformidad por parte de la Consejería de Presidencia, Ïnterior y Diálogo Social. "Lo que supone un nuevo paso para hacer realidad esta seña de identidad", señalaban en nota de prensa.
El alcalde de Badajoz mostraba entonces su alegría por avanzar "en un proceso largo que no ha sido fácil, pero que ha contado con el respaldo de la sociedad civil y la participación ciudadana". Además, indicaba Ignacio Gragera, se ponía fin "a tantos años de anormalidad e irregularidad histórica como el no tener un símbolo propio de la ciudad".
