Cierres perimetrales, cuarentenas y limitaciones de aforo son medidas para controlar la pandemia que han afectado a bodas y comuniones, por lo que una solución ha sido retransmitir las ceremonias online y conseguir que cientos de personas fueran testigos a distancia, lo que no ha mermado la alegría e ilusión de siempre.
“Mis tíos y primas compraron marisco para ver la boda, hubo una fiesta en cada casa, pusieron un proyector y decían que les había recordado a la boda de los príncipes; la gente que estaba en casa lo vio mejor que los de la iglesia, fue como ver una película”, relatan a Efe Belén y Dani sobre su boda online.
"Decían que les recordaba a cuando vieron la boda de los príncipes"
Estos jóvenes de 26 y 25 años, respectivamente, se casaron en febrero en la Concatedral de Cáceres, ciudad de la novia, mientras que Dani procede de Burgos, donde, por el cierre perimetral autonómico, tuvieron que quedarse muchos familiares.
Ese fue uno de los motivos por los que decidieron retransmitir en directo la ceremonia por Youtube, solo accesible mediante enlace.
Además, por las restricciones de aforo pasaron de tener 250 invitados a 70; sin embargo, el vídeo oculto en Youtube lleva ya más de 800 visualizaciones.
En ese momento en Extremadura no se podía dar volumen a la televisión en la hostelería y los novios no pudieron contar con música en el banquete, por lo que, cuentan, fue una comida “en silencio”.
“Estuvimos Dani y yo solos en la mesa, pues el límite era de cuatro personas y no quisimos elegir con qué padres sentarnos, ni separar a nuestros padres; sin embargo, disfrutamos muchísimo, fue mejor de lo que podía imaginar, no la cambiamos por nada”, asegura Belén.
El pasado año, en la Diócesis de Coria-Cáceres el número novios que se dijeron el sí quiero fue cinco veces inferior al de 2019, de 261 enlaces matrimoniales a 47, mientras que la cifra de primeras comuniones solo bajó un 8,4 % (1.048 frente a 1.144).
Reunidos en casa de la abuela a ver la boda
Y es que la pandemia obligó a muchos contrayentes a posponer la celebración hasta que bajara la ola de contagios, como es el caso de Pilar y David, recién casados en la parroquia de San José de Cáceres.
Ellos también trasladaron la emoción del momento por internet, o al menos así se lo hacían saber los “invitados online” en los comentarios del vídeo.
“Queríamos que familiares, amigos y conocidos que no podían venir nos acompañaran ya no física sino espiritualmente en un momento tan importante. Nos han dicho que al verlo a través de la pantalla lo pudieron vivir igual de emocionados como nosotros”, explica Pilar.
Su marido, David, es natural de Perú, y gran parte de su familia no pudo viajar desde su país, por lo que se juntaron todos en la casa de su abuela para verlo por la televisión a través de Youtube.
Eso sí, madrugando y “algunos en pijama”, ya que por la diferencia horaria el evento comenzaba a las 7:30 horas.
A pesar de ello, relata David, su hermana, que vive en Ecuador, se levantó para arreglarse y “ponerse guapa”, enfundarse su vestido de gala para acompañarle viéndolo por el móvil.
Parroquia como plató de televisión
Para el sacerdote Fernando Alcázar, las retransmisiones de celebraciones religiosas por internet no son algo temporal por la pandemia, sino que “igual que hay misas en La 2, las parroquias pueden”, aunque apunta que “lo bonito y donde más gracias se derraman es presencialmente”.
“No es lo mismo ver una foto de tu madre que ver a tu madre; pasa igual que con un paisaje", admite el cura. "Intentamos sensibilizar que no es escuchar sino participar, pero antes de que no haya nada que conecten”, ha expuesto Alcázar.
En su parroquia de la localidad cacereña de Alcuéscar ha puesto un equipo de cámaras teledirigidas con hasta nueve tomas que él mismo maneja desde el altar para llevar las celebraciones a Facebook y Youtube.
Lleva más de 800 retransmisiones, algunas de ellas bodas y las comuniones de 2020, a las que se sumarán las de mayo de este año, incluso también ha emitido dos funerales.
“Si hay un entierro o una boda yo les ofrezco la posibilidad de emitirlo; en los funerales les pregunto si quieren que lo borre”, cuenta.
Uno de ellos fue el de un vecino de Alcuéscar que se perdió en el municipio cacereño de Deleitosa y cuyo funeral, afirma Alcázar, “iba a ser masivo. Avisamos a todo el mundo que solo se permitía 60 personas de aforo y al final fueron 700 personas las que siguieron el momento por internet”.
Y es que para las personas confinadas, dice el sacerdote, “si no hubiese sido por la cámara, no hubieran podido vivir el momento”.