Hace hoy justo tres semanas que desapareció en las aguas del embalse emeritense de Proserpina un militar de 39 años cuyo cuerpo fue rescatado días después. Para esas tareas, Extremadura cuenta con los buzos de la Asociación Extremeña Multisectorial de Emergencias.
Nuevo de ellos son bomberos de profesión y el décimo, Guardia Civil, todos amantes del buceo y, sobre todo, entregados en cuerpo y alma al servicio de emergencias. Llevan seis años poniendo su formación al servicio del 112 y de toda la ciudadanía de manera altruista.
En un verano como este, en el que el número de casos y fallecimientos en el agua supera ya la cifra total del año pasado, la labor de los buzos es fundamental.
Se organizan para acudir allí donde se les necesita, están en continua formación y el protocolo con el que actúan es muy meticuloso. Los resultados dependerán siempre de las condiciones del agua. Y para evitar situaciones dramáticas como la de Proserpina, hacen un llamamiento a la precaución: ponerse el chaleco si se sube a cualquier atracción o vehículo acuático.
Para su trabajo cuentan con una amplia equipación: sónar, cámara subacuática, máscaras especiales, embarcaciones, ... y desde hace un año, la joya de la corona. Una moto acuática, única en España, rescatada del material de destrucción del Estado y procedente del narcotráfico.
A partir de ahora contarán también con el respaldo de Diputación de Badajoz y el CEPEI para la cesión de medios a través de un convenio.
Después de años enfrentándose a situaciones muy duras, forman una hermandad con compañeros y familias, sin los que esta dura dedicación no sería posible: "Tenemos que confiar el uno en el otro, somos dos personas juntas y debemos confiar en la mano a la que nos agarramos", nos cuenta Benigno Gómez, uno de los miembros de AEXME. Su compañero David reconoce que lo que más le marca en su labor es "ver a una persona fuera esperando que le saques a su ser querido del agua; entonces haces todo lo posible para sacarlo cuanto antes".