El Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura ha aprobado este martes, día 26, sendos decretos por los cuales de declaran como Bien de Interés Cultural al poblado de Zamarrillas, en Cáceres, (en la categoría de Sitio Histórico), y al yacimiento arqueológico de 'La Nava' en Cabeza del Buey (en la categoría de Zona Arqueológica).
En cuanto al poblado de Zamarrillas, constituye una "privilegiada" muestra de poblado medieval que ha llegado a nuestros días en buen estado de conservación, y resulta "esencial" para comprender los procesos históricos de repoblación y explotación de la tierra y un ejemplo de heredamiento-poblado medieval y moderno único en su género.
Se trata de un caserío de edificaciones robustas, varias de ellas con empaque nobiliario, que están construidas a base de mampostería y piedra granítica en sillarejos, explica el Ejecutivo regional.
Este tipo de poblados surgieron tras la conquista leonesa (1229) cuando comenzaron a formarse los adehesamientos reales con el fin de la defensa de las cabañas ganaderas pertenecientes al Concejo y sus pastos para salvaguardarlas de las incursiones de los rebaños mesteños que bajaban del reino de León.
El término de Cáceres era muy extenso, y se hacía necesaria la creación de estos poblados. Se cree que Zamarrillas data de finales del siglo XV o principios del XVI según los restos más antiguos del poblado, que se encuentran en las ruinas de su casa fuerte o castillo.
El urbanismo aún resulta perfectamente reconocible: una calle principal en torno a la que se alzan las principales edificaciones articula el poblado y conduce desde la iglesia a la casa fuerte, desde el llano al cerro, ofreciendo en su recorrido un "interesantísimo" muestrario de la arquitectura de los siglos XV y XVIII.
Aún se conservan restos de la iglesia, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Esclarecida. La obra es de sillería granítica, de traza románica o protogótica, y sobresale el impresionante atrio con bellos arcos de cantería. El ábside tiene forma pentagonal y junto a él se situó el antiguo cementerio del poblado.
En la cumbre del cerro se alza la llamada Casa Fuerte de los Duranes, edificio imponente construido entre los siglos XIV y XVI, que fue abandonado en el siglo XVIII. Este inmueble fue el verdadero origen del caserío circundante y el elemento defensivo original.
LA NAVA
Por otra parte, en cuanto al yacimiento arqueológico de 'La Nava' en Cabeza del Buey, es uno de los ejemplos "más sobresalientes" de la arquitectura termal romana en la región.
Lo conforman las instalaciones de los baños propiamente dichos, cuyas dimensiones y morfología dan muestra de su antigua monumentalidad, y un gran edificio residencial del que se conocen estancias decoradas con mosaicos, aulas representativas y parte de un patio porticado en torno al cual se organizan.
Lo completan otras construcciones de "indudable interés histórico y arquitectónico", aún pendientes de su correcta identificación, como una construcción de planta basilical, al este del complejo, explica la Junta.
Las excavaciones, a pesar de su considerable extensión, tan solo permiten una visión parcial del complejo original. Se han centrado en tres ámbitos; el primero conforma un recinto de planta cuadrangular que se levanta con piedra mediana trabada con un mortero "pobre" de cal, sobre cimentación de bloques de mayor tamaño.
A unos 40 metros de este, se encuentra la segunda zona en la que se encuentran los restos de un nuevo edificio que integra un conjunto de habitaciones en torno a lo que parece ser el peristilo de una 'domus' o el área residencial de la villa. Destaca una gran estancia que se podría identificar como 'triclinium' y parece que esta gran estancia se abría hacia el 'peristylum', en cuyo centro podrían identificarse los restos de un hipotético estanque o 'impluvium'.
En el ámbito más occidental (tercera zona excavada) se ubican las construcciones más sobresalientes, monumentales y mejor conservadas del complejo, que se corresponden con la instalación termal. Se puede apreciar el 'hypocaustum' o subestructura, destinada a calefactar las salas calientes de las termas, que conserva las 'pilae' o pilares que sostienen el habitual pavimento hidráulico o enlosado. El espacio se estructura en salas yuxtapuestas e intercomunicadas, tres de ellas rectangulares y un cuarto habitáculo semicircular.
La conservación de este yacimiento confiere un valor extraordinario para el conocimiento de las grandes "villae" o residencias señoriales de carácter rural en Extremadura, por lo que la Junta de Extremadura considera oportuna su declaración como Zona Arqueológica.