Las historias de Villanueva de la Serena y de Don Benito son historias paralelas, con orígenes muy distintos, pero predestinadas a confluir. Su proximidad geográfica las ha unido en momentos clave de su pasado.
Una unión que, el tiempo lo ha demostrado, siempre se ha traducido en crecimiento y riqueza. Julián Mora Aliseda, Catedrático de Ordenación del Territorio, recuerda en el origen de las dos ciudades de las Vegas Altas "tenían un pasado divergente, Villanueva pertenecía a la Orden militar de Alcántara y Don Benito al condado de Medellín, justo eran dos jurisdicciones que se dividen precisamente entre ambas".
El paso del tiempo ha demostrado que ambas han cobrado fuerza cuando más unidas han estado. A mediados del siglo XIX Isabel II les otorga el título de ciudad casi a la par, en atención a su creciente desarrollo. El profesor, ya jubilado, de historia en el IES Puerta de la Serena, Juan José Rodríguez Jiménez explica que "los ayuntamientos sacan dinero de cuestaciones populares para comprar el título de ciudad". Ambas ciudades compartían su carácter y riqueza agrícola. El plan Badajoz recoge su potencial socioeconómico. "Ambas unidas eran mayor que 36 capitales de provincia, fíjese que son 36 de 52", explica Mora Aliseda.
La mayor proporción de habitantes y hectáreas de Don Benito la posicionó como la más próspera de las dos ciudades de Vegas Altas, sin embargo, apostilla Jiménez, "siempre se necesitaron mutuamente" porque "tienen que ayudarse, que compaginar y que compartir muchos medios".
La reivindicación más reciente en el tiempo de una sede de la Universidad las unió fuertemente, "se intentó pero la administración central no estuvo por la labor".
En cualquier caso, el pasado de ambas localidades, tan próximas en el espacio, desde los inicios, siempre ha estado unido de manera natural, por lazos laborales, afectivos o familiares entre serones y calabazones. Y es que, como dice el refrán... "Para matrimonio bonito, él de Villanueva y ella de Don Benito".