Contagiar el coronavirus es tan fácil como evitarlo. Cuando una persona infectada estornuda o tose sobre su mano o cualquier otro objeto las moléculas del virus se quedan ahí. Si alguien toca ese objeto se convierte en portador, esto es, aunque no está infectada puede transmitirlo.
En el momento en que el portador entra en contacto con otras personas puede pasarles el virus a través de un simple apretón de manos y el siguiente se convertiría en un nuevo portador. Si cualquiera de ellos se tocase la nariz, ojos o boca podría contagiarse porque es a través de estas vías por dónde entra el COVID-19.
Una cadena de transmisión que se rompería con medidas sencillas como estornudar sobre un pañuelo desechable, evitar tocarnos la cara y, muy importante, lavarnos frecuentemente las manos con agua y jabón, juntos desactivan la membrana de grasa que permite sobrevivir al virus en nuestra piel.