Extremadura destaca siempre por tener los índices más bajos de criminalidad, pero hoy nos fijamos, en concreto, en los pueblos: ¿son seguros? Entre un 20 y un 30 por ciento de los extremeños no se sienten seguros viviendo en sus municipios. Lo achacan a la falta de efectivos policiales, a las largas distancias y sobre todo las mujeres, a una baja iluminación de las calles.
Lo pone de relieve el primer estudio criminológico en España sobre la seguridad en el medio rural. La mitad de los pueblos de la región tiene como mucho uno o dos policías locales. En el norte de Cáceres la situación es más complicada, con pueblos por ejemplo en Las Hurdes donde la distancia a las fuerzas y cuerpos de seguridad es de más de 20 minutos.
Esta investigación apuesta por más efectivos y por mancomunar policías locales, como un ingrediente además contra el reto demográfico.
Faltan efectivos
En muchos pueblos de la región la policía local o la guardia civil tarda mucho más en responder que en las ciudades. Sobre todo es importante cuando se trata de delitos graves, asegura Jordi Cruz, autor del estudio.
"Yo he tenido que escuchar gente a la que digan ven el lunes a denunciar. Hay gente a la que no le gustará escucharlo"
De 123 municipios en el norte de Cáceres, por ejemplo solo 17 tienen un servicio policial permanente. El caso de Las Hurdes es aún más gráfico. Solo hay tres cuarteles. Y a algunas localidades la Guardia Civil tarda de media unos 20 minutos en llegar.
"Hay 35 kilómetros por carreterita estrecha de montaña. No hablamos de cinco o diez minutitos"
Pese a todo, Extremadura es una de las zonas rurales más seguras de España, según la Delegación del Gobierno, con una tasa de delitos bastante inferior además en los pueblos donde vive el 60 por ciento de la población, respecto a las ciudades.
Baste un último dato: de enero a septiembre del pasado año se cometieron más de 13.300 infracciones penales en las principales ciudades extremeñas; mientras, en las áreas rurales, fueron 3.000 menos.