23 Enero 2022, 13:08
Actualizado 23 Enero 2022, 14:36

El fibrocemento, más conocido como uralita, era el material más utilizado para la construcción durante la década de los sesenta. Pero en 2001 se prohibió su instalación tras comprobarse que, al romperse o degradarse, las placas soltaban fibras de amianto, un material cancerígeno. Extremadura lleva años intentando retirar, con ayudas públicas o esfuerzo privado, este material constructivo.

"Aparte de barato era un material muy bueno, hasta que se dieron cuenta de que parte del material del que se componen las placas es muy peligroso", explica Raúl Diestro, gerente de RDR, una de las empresas especializadas en su retirada. "El amianto tiene una vida útil de 30-35 años, y desde la década de los 60-70, que supusieron el pico máximo de su instalación, han pasado más de 50 años", añade Claudio Amador, técnico de la misma empresa. 

Para retirarlo, es necesario un minucioso plan de trabajo elaborado por técnicos especializados que, posteriormente, lo entierran en un vertedero autorizado. La clave, no romper nunca el material.

Por ello, prácticas prohibidas como arrojar este tipo de residuos en escombreras pueden acarrear multas que ascienden hasta los 30.000 euros.
 

El amianto debería tener ya los días contados. Y es que Europa fija como fecha límite 2032 para eliminar los más de ocho millones y medio de toneladas de materiales con amianto que quedan en nuestro país.