Unamuno dijo de los hurdanos que parieron su tierra en duro combate contra la naturaleza madrastra. Y el resultado es un auténtico paraíso entre montañas. El fuego apenas quemó un 6% de las más de 5.000 hectáreas que tienen Las Hurdes. Y el resto sigue luciendo como siempre: un inmenso manto de vegetación salpicado de gargantas y piscinas naturales. La superficie quemada es mínima. También en Jerte y el entorno de Monfragüe. En el mayor de los casos no llega al 6%.
El verde sigue siendo el color dominante en estos enclaves, pero el turismo teme la caída de reservas. Por eso insisten: son muchos los rincones donde disfrutar allí de la mejor naturaleza.
Los últimos incendios han quemado más de 6.000 hectáreas. Pero quedan muchas más que se mantienen completamente verdes. Parajes como el meandro del Melero en Riomalo de Arriba, los famosos Pilones de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, donde hemos visto a muchos bañistas este fin de semana.