Como sucede con los coches, adquirir un tractor no es ahora un proceso sencillo debido a la espera, que puede llegar a los seis meses hasta que se recibe el vehículo adquirido, una cuestión que dificulta la renovación de la flota regional o cumplir con los plazos de los planes de mejora, según las organizaciones agrarias.
El presidente de Asaja Extremadura, Angel García Blanco, ha manifestado que, de igual forma que los turismos, los tractores y otro tipo de maquinaria agrícola también se ven afectados por la actual crisis de los microchips.
Ante esta tesitura, quien precisa cambiar un vehículo “no le queda más remedio que esperar y mantener la maquinaria antigua hasta la llegada de la nueva”, ha señalado.
Esta circunstancia no ayuda a resolver el problema de la antigüedad del parque de tractores en la región, vehículos que deberían renovarse a la década, pero que en muchos casos prolongan su actividad muchos años más.
El secretario general de la Unión Extremadura, Luis Cortés, ha afirmado que “el problema no es solo que se tarde en recibir o no se encuentre maquinaria, sino que además sus precios se han incrementado de forma significativa”.
Otra dificultad añadida es que el agricultor se encuentra con que no puede cumplir con los plazos establecidos para los planes de mejora impulsados por la Junta de Extremadura, debido a estas tardanzas en la recepción de la adquisición.
Ante esta tesitura, el profesional debe pedir ampliación de plazos, pues “pueden pasar seis meses y no tener aún el tractor”, según Cortés.
Ha recordado además la repercusión que ha tenido en 2021 en el campo extremeño el aumento del precio de los carburantes, a lo que se suman el alza de otros productos como los fertilizantes o la luz.