Un corazón retumba fuerte en el Romano y María Garralón aparece en escena. Los latidos son de Eugenio Simoes. La música del compositor y pianista de Esparragalejo desborda la emoción de 'Las suplicantes'. "La música se hace para sumar y cuando la escuchas con la puesta en escena ¡Wow! ¡Es maravilloso", dice Simoes.
El trabajo de creación ha sido duro, "15 horas al día probando esto, lo otro, cambiando", pero suena a gloria en el teatro. "Tenía la necesidad de decir muchas cosas, de sacarlas fuera. Y creo que, dentro de las directrices que me han dado, lo he conseguido", asegura el músico extremeño.
Y hay flamenco, claro. Con Simoes siempre siempre hay flamenco. ¿Cómo si no el desgarro? "Hijo que nadie tu cara, ni el viento si quiera", canta Celia Romero. Poderosa garganta para un hondo lamento. "Soy el dolor de las mujeres, el grito y la rabia de la Madre Tierra", subraya la Lámpara Minera.
Un aullido de rabia, de pena... Cuando faltan las palabras, mejor que hable la música.