El calor y la sequía afectan al campo y todo apunta a que afectará aún más a la inflación. Así lo aseguran los expertos. La producción agrícola podría verse mermada por la sequía y, a menor producción, mayor demanda. Subirán los precios, como ya pasó por ejemplo con la aceituna.
En el caso de la ganadería, los productores ya están aumentando sus costes por la compra de pienso. Piensos que serán aún más caros por la baja producción de cereal que se prevé este año. Por lo tanto, deberían recibir más dinero por su carne, y lo notaremos cuando vayamos a comprar.
A menos lluvia, se encarece la cesta de la compra. Todo empieza con la falta de materias primas como el cereal. "La situación es crítica. Si el año pasado costó 40.000 euros alimentar a las vacas, este año costará 60.000 ó 70.000", indican los profesionales del sector primario.
Ayudas al sector primario
A partir de ahí, entra en juego la ley de la oferta y la demanda. "Si la producción agrícola no puede alcanzar los niveles habituales de rendimiento significa que hay menos producción en el mercado", destaca el catedrático del CSIC Eduardo Moyano.
Y al haber menos donde elegir, suben los precios. Una situación que se da también en los países europeos de nuestro entorno. A pesar de ello, en el Gobierno se habla de algunas buenas noticias. "La bajada en los mercados internacionales de cereales y oleaginosas, de los precios de la energía, también la bajada de los fertilizantes", explica el ministro de Agricultura, Luis Planas.
Las posibles ayudas económicas para el sector primario son las soluciones que actualmente están sobre la mesa.