La trashumancia no solo trae beneficios para el ganado que recorre cada año cientos de kilómetros. Cada uno de esos kilómetros también se ve beneficiado de esta tradición. El paso de los animales ayuda a diseminar semillas por el terreno.
Además, los animales ayudan con sus deposiciones a fertilizar el suelo lo que ayuda directamente al desarrollo de los diferentes hábitats por los que transcurre la trashumancia. Además, el ejercen un importante control de los matorrales de los que se alimentan lo que ayuda a su vez a prevenir los incendios forestales.
Todo esto contribuye a la biodiversidad y convierte a la trashumancia no solo en un ejercicio beneficioso para los animales sino también para las zonas que forman parte de sus caminos.