Con 'Amapolas y Espigas' se dio a conocer el cantautor extremeño Pablo Guerrero. Tenía tan solo 23 años cuando logró una gran repercusión con su participación en el ahora recuperado Festival de Benidorm. Era 1969... Quedó en segunda posición.
Una experiencia que sigue recordando con mucho cariño el artista de Esparragosa de Lares (Badajoz) a pesar de que, reconoce, no lo pasó muy bien en los primeros minutos.
"Era muy tímido, tuvieron que empujarme a salir, pero luego me sobrepuse y la verdad es que defendí bien mi canción", ha recordado Guerrero.
Tres años más tarde, en 1972, sacó al mercado 'A cantaros'. Todo un himno para los de esa generación. Una canción hecha para soñar y tener esperanza, tal y como la definiría él mismo. "Es una canción que ha hecho suya varias generaciones en sus momentos reivindicativos. Estoy muy orgulloso", ha asegurado el cantautor.
"No quiero que la gente diga: ¡ah!... prefiero que sea como con amigos. ¡Un hasta luego!"
Ahora tiene 75 años y asegura que ha llegado el momento de decir adiós. Lo hace con trece trabajos discográficos de estudio sacados al mercado. Trece, como el número de canciones de su último disco 'Y volvimos a abrazarnos', unos duetos inesperados junto a otros artistas como Rozalen o Ismael Serrano.
Con sus colaboraciones recorre varias regiones españolas para despedirse para siempre de los escenarios, pero sin que su público se de cuenta. "No quiero que la gente diga: ¡ah!... prefiero que sea como con amigos. ¡Un hasta luego!".
Cuando termine esta gira, que por cierto, nos avanzan, regresará a Extremadura, dirá el adiós definitivo a los escenarios musicalmente hablando, dejaremos de escuchar su voz en directo, pero siempre nos quedarán sus palabras.
Letras impresas en más de una veintena de libros que siempre nos recordarán que nuestro paisano amó y defendió la amistad, la naturaleza y como no, a nuestra tierra. Un amor incondicional que aún le acompaña.