19 Diciembre 2022, 16:05
Actualizado 20 Diciembre 2022, 09:56

Siete domicilios esta mañana más una urgencia, aparte de los pacientes en la consulta. Así ha sido la jornada de Lali Romero, que lleva siendo enfermera de La Zarza toda su vida. Llegó siendo muy joven, con 22 años. Y allí se convirtió en madre y también en abuela. Nunca ha dejado de ser enfermera. 38 años cuidando. 38 años atendiendo: 13 de ellos, las 24 horas.

 


"Cuando llegué aquí era enfermera en casa: 24 horas localizada. No había móviles y ni siquiera teléfono en las casas.  Tenía que poner cartelitos en la puerta: estoy con mis hijas dando un paseo por la carretera, estoy en la carnicería, estoy en la cafetería"

"No había móviles y ni siquiera teléfono en las casas.  Tenía que poner cartelitos en la puerta: estoy con mis hijas dando un paseo por la carretera"

Este lunes, ha permitido que un equipo de Extremadura Noticias la acompañara en su jornada. Nos hemos subido al coche con ella. Sus turnos son apasionantes, nos ha contado. Y frenéticos, lo hemos comprobado. Más tiempo para atender es lo único que, dice, echa de menos:  "Yo trabajo más ahora en mi turno que antes las 24 horas. Y ahora tenemos más medios, pero tenemos menos tiempo".

De todas las casas sale Lali con un regalo. De una, con unas naranjas. De otra, con un detalle navideño. Y de cada una de ellas, con abrazos y gestos de cariño. 

Lali no solo reivindica.  Sobre todo agradece. Agradece ejercer su vocación.: "soy una absoluta defensora de la Sanidad Pública. Bendita sanidad pública. Pero tenemos que cuidarla".

"Bendita sanidad pública. Pero tenemos que cuidarla"

La Cruz Sencilla de la Orden Civil de Sanidad se la impone la propia Ministra. ¿Que de quién se acuerda?: "de mi madre, de que pueda verlo. Porque quizá sea la que esté más agradecida y más emocionada. Y porque todo es gracias a ella. Y he podido trabajar mucho para conseguir esto".

Lo sabe su madre y lo sabe toda La Zarza.  Por eso Isabel, una de sus pacientes, en cuya casa hemos estado mientras Lali le realizaba una cura, se ha despedido de ella con un abrazo. Y con estas palabras : "Muchas gracias por todo. Y no sabes cuánto me alegro. Y no sabes cuánto te miento. Porque nadie como tú ha sabido tratarme este oído que me falla tanto".
 

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