Las murgas que participaron en el concurso del Carnaval de Badajoz tendrán que seguir conformándose con el sabor del triunfo y el aplauso que les dejó el público en 2020. De momento eso es lo único que les deja su paso por el Teatro López de Ayala porque, a día de hoy, todavía no han recibido un céntimo de los premios conseguidos en el concurso.
Los únicos que no han cobrado
Según denuncia la Comisión de Murgas son los únicos que, seis meses después, no han cobrado los premios, junto a los miembros del jurado. "Las comparsas, los grupos menores y los artefactos han cobrado a finales de mayo. No entendemos porqué unos sí y otros no, nos sentimos discriminados", asegura Marco Cáceres, componente de la murga Espantaperros y uno de los portavoces de la comisión de murgas.
Una ayuda para financiar las murgas
La comisión ha tramitado una queja formal ante el ayuntamiento para exigir el cobro de los premios, que suponen una importante ayuda para financiar las agrupaciones. "El dinero de los premios va al presupuesto de la murga, con el que pagamos el local, los trajes...para nosotros es muy importante porque ayuda a pagar todos los gastos", asegura Marco.
"El dinero de los premios va al presupuesto de la murga, con el que pagamos el local, los trajes, ..."
De momento el Ayuntamiento de Badajoz no se ha pronunciado sobre la queja de las murgas. El montante económico que adeuda roza los 25.000 euros, ya que a los premios de los finalistas - 5.000 euros para la murga ganadora- se suman otras cuantías para todas las agrupaciones que participan en el concurso.
Incertidumbre ante la pandemia
Las murgas suelen cobrar los premios del certamen unos dos meses después del concurso, que este año se celebró en febrero. "Hemos tenido paciencia, porque entendemos que la situación actual de pandemia ha retrasado todos los pagos, pero ya los plazos se han alargado demasiado", asegura Marco Cáceres, de la comisión de murgas.
"Hemos tenido paciencia, porque entendemos la situación actual, pero ya los plazos se han alargado demasiado"
Y es que las agrupaciones suelen comenzar en septiembre a preparar la actuación del siguiente año. Una actuación que todavía está en el aire, ante la incertidumbre de una crisis sanitaria que amenaza la celebración del Carnaval.