Es una costumbre tradicional que ha estado arraigada en la región hasta hace pocos años, pero ¿cómo podemos definir una matanza extremeña? Los más pequeños del colegio Nuestra Señora de Guadalupe, en Segura de León, lo tienen claro: "la matanza es cuando nos comemos el guarrino", dice Ana, de cinco años. O "es lo que hacen los guarros", asegura Raúl, de cuatro.
El animal protagonista, queda claro cuál es, y hoy, en este colegio han cambiado las libretas por la práctica al aire libre para enseñar a las nuevas generaciones todo sobre esta faena tan extremeña. El objetivo es "que no se pierdan nuestras tradiciones y costumbres, y enmarcarlo de manera transversal en todas nuestras asignaturas", asegura Lorenzo Molina, director del centro.
Para ello, han contado con la ayuda de profesores, padres y hasta un matarife profesional, que ha enseñado a los niños las partes del animal y cómo se despieza. Y es que son muchos los conceptos que hay que aprender, ya que no todos conocían esta práctica. "Nunca he ido a ninguna matanza y estamos aliñando los chorizos para después hacer chorizos", decía uno de los alumnos. "Yo amaso de abajo arriba pero no sé si es así", explicaba otra.
Una forma didáctica y muy apetitosa para conseguir que tradiciones como ésta no caigan en el olvido.