Ay, Anfitrión. No sé cuántas veces he escrito sobre Anfitrión, el cornudo más famoso de la historia, a su pesar: más bien, a su pesar pero al pesar de Alcmena, su mujer, que no lo vio venir.
A Júpiter nadie le veía venir. Padre de dioses y de hombres, gobernaba con buen tino (o malo: los dioses se parecían mucho a nosotros en aquella religión) junto a Juno y a Minerva y, cuando se acostó con Alcmena, la dejó embarazada de Heracles, o Hércules, tanto da que da lo mismo.
Luego Hércules tuvo que someterse a doce pruebas, pero esa es otra historia...
Esta es un enredo, porque Júpiter se encapricha de Alcmena y se hace pasar por Anfitrión: no, los X-Men no inventaron a los metamorfos.
Y esta es la obra que ha elegido El Brujo para abrir las representaciones teatrales del Festival.
'Los dioses y Dios', que así se llama, es una reflexión libre sobre "Anfitrión", de Plauto.
Para Herminia Pascual, la directora de Producción, "el verdadero interés de los mitos es que la cultura del Mediterráneo hizo a los dioses a su imagen y semejanza, algo que no había ocurrido en otras culturas. Los griegos eran más realistas y existía una relación entre los seres humanos y los divinos. Los griegos nos transportan a una época en que la relación con la madre tierra y el hombre era evidente, abierta y sin precedentes".
La reflexión sobre los dioses y el sentido de la vida está muy bien, pero a nosotros el que nos interesa, el que nos gusta, es Sosias.
El primer doble de todos
Sosias, ese personaje que se transformó en una palabra del castellano.
Sosias es el criado de Anfitrión y Mercurio (sí, otro dios y, también, un personaje de La Patrulla X) se hace pasar por él para ayudar a Júpiter a seducir a Alcmena. No han sido los únicos: en la vida real se ha utilizado a sosias para sustituir a Adolf Hitle, Winston Churchill, Josef Stalin o Rudolf Hess. En las películas también se usa a dobles de acción. Y hasta dobles virtuales: actores fallecidos cuya cara y cuerpo se reconstruyen electrónicamente.
Plauto, de hecho, usó mucho el tema del doble en sus comedias: "Los dos Menecmos" (o "Los gemelos") es uno de los casos más paradigmáticos. Incluso hay un caso famoso de hace siglos, el de Martín Guerre. Un hombre en todo semejante a Martín Guerre se hizo pasar por él y yació con su mujer. Al regresar el verdadero, no hubo manera de saber quién era el marido legítimo de la mujer, pues ambos contestaban bien a las mismas preguntas. Esta historia de impostura judicial se remonta al siglo XVI, no vayan ustedes a creer.
Hay mucha tradición aquí. En ninguna sale bien parada la mujer. En la obra original, su marido quiere quemarla por su error porque, a ver, cómo vamos a meternos con un dios. A un dios se le rinde pleitesía.
Intentamos no juzgar comportamientos de hace dos mil años con la cultura actual, pero este señor no me cae bien.
De todos modos, el mito va por otros derroteros. Sigue diciendo Pascual: "La mitología nos deja apreciar la magia de los griegos, el brillo de ese mundo diferente, más vivo y animado. Un único mundo con una única búsqueda de lo esencial. Todas las búsquedas, una búsqueda. Todos los dioses, Dios. Al fin y al cabo, nosotros, los hombres, llevamos toda la eternidad intentando averiguar y explorar una misma cosa: un sentido a nuestra existencia y un: ¿qué hay después?".
Acá qué sabemos, salvo que los que quedamos acá llevamos los duelos de los que se van como buenamente podemos, con mayor o menor fortuna.
Rafael Álvarez llega del Festival de Teatro Clásico de Cáceres, donde ha representado la versión que hizo Fernando Fernán Gómez de "El lazarillo de Tormes" (qué bien escribía Fernán Gómez) para hablarnos, como esos aedos que luego se transformaron en juglares, del doble más famoso de la historia de la literatura... con permiso de todos los demás.
¿Será cierto eso de que todo el mundo tiene un doble?
