La pandemia nos deja muchas historias de superación, y también de humanidad. Con la llegada de las mascarillas, las personas con problemas auditivos han tenido serios problemas para entender a los demás. Una situación que se agrava en profesiones en las que la comunicación es fundamental, como es la de profesor.
Andrés Jesús Serrano convive con una enfermedad rara que no se lo pone fácil a la hora de enfrentarse a sus clases. Hay días que escucha bien, y otros nada. Para él, la mejor forma de comunicarse con sus alumnos era leer los labios, lo que se ha hecho imposible durante lo que va de curso. Por ello, los padres las han comprado a sus hijos mascarillas transparentes, y todos los niños la llevan voluntariamente durante sus clases.
Todos sus alumnos la llevan a clase
Sus alumnos reconocen que no es cómodo tener que usar una mascarilla de este tipo, pero están encantados de poder hacerle las clases más sencillas a su profesor, ya que en ocasiones tenían que comunicarse con él por gestos, lo que hacía las clases más lentas y complicadas.
"Aunque nos molesten un poco, a mí me da igual porque van a ayudar al profesor"
Andrés no necesita llevar estas mascarillas con un plástico transparente, pero igualmente las usa para igualarse a sus alumnos.
En Extremadura hay unas 2.000 personas sordas. Las mascarillas levantan para ellas una barrera difícil de salvar. Las organizaciones que les representan piden productos sanitarios con garantías para evitar riesgos.