Viajan de día y también de noche, pero este año no hay forma de verlas formando su característica V en el cielo.
Miguel Todón se encarga de elaborar el censo de grullas en la zona de la presa cacereña de Borbollón, y señala que hasta ahora por aquí han llegado unas 200, cuando otros años por esta fecha ya había unas 2.000.
"Se están quedando en las zonas centrales de Europa... Como el clima es tan suave, y los vientos están apretando tanto del sur, tienen alimentos y no tienen necesidad de venir"
Y es que también la alimentación de las grullas ha cambiado: de las bellotas de la dehesa extremeña, dicen los expertos, tras las transformaciones agrarias han pasado a comer otros cultivos, el arroz y el maíz, pero se alimentarán de los que están sustituyendo a estos, como los pistachos.
Marcelino Cardalliaget, delegado en la región de SEO Birdlife, explica que "en principio no son alimentos para las grullas, y están perdiendo ese alimento que tenían en Extremadura".
"¿Serán capaces de adaptarse? No lo sabemos, igual se lo ponemos tan difícil que acaben abandonando muchas de ellas Extremadura"
Por el momento, las grullas siguen llegando a nuestra región. Antes lo hacían de golpe, y ahora de forma escalonada.