La profesión de mayoral está considerada la mano derecha del ganadero y ahora se enseña en fincas como la de ‘El Espinel’, en Moraleja, donde desde hace 16 años se imparten las enseñanzas que permitan al alumnado ser los mejores de la profesión. Entre sus labores diarias está lidiar con el ganado bravo y los caballos, con tareas como peinar a los equinos y colocar correspondiente montura. Así aprenden una posible salida laboral.
“Vengo de un pueblo de Valladolid a estudiar esto porque me gusta desde muy pequeña el campo bravo y los caballos”, explica Lidia Hernández, una de las alumnas de la escuela. Estudia para ser mayoral con Eva Quevedo, otra de sus compañeras. “Distinto sí que es, no es normal, pero nos tenemos que ir adaptando” afirma.
Una profesión muy demandada
Ella son las dos únicas mujeres que reciben esa formación en Moraleja. La mayoría son estudiantes de otros puntos del país que ven en nuestra dehesa extremeña una oportunidad de trabajo. De hecho, es tal el nivel de demanda que tiene la profesión que cuando terminan su formación lo hacen con un contrato de trabajo.
“Es difícil entrar en una ganadería y se agradece que haya gente que luche por el mundo del toro” agradece Carlos Hernández, otro de los participantes en las clases. El objetivo, explican, es que no se pierda la tradición y hacer de esta afición una profesión de futuro.