De una a seis de la tarde, cuando más sol hace, las termosolares y fotovoltaicas extremeñas detienen su producción. Es Red Eléctrica, el operador del sistema a nivel nacional, quien da la orden. Las paradas comenzaron siendo puntuales en 2020, frecuentes en 2021 y ahora con continuas.
Según la Asociación española para la promoción de la industria termosolar, Protermosolar, en los dos últimos meses, mayo y junio, las centrales extremeñas han perdido un diez por ciento de toda su producción anual.
"Puede producirse que en horas de mucho sol haya más generación que demanda y, por lo tanto, haya vertidos", explica Lucía Blanco, subdirectora de Prospectiva, Estrategia y Normativa en Materia de Energía del MITECO. Es decir: se produce más energía de la que la red puede asumir y hay que parar las máquinas para que no congestione. ¿Por qué? Porque la energía solar no puede almacenarse como la hidráulica. Su acopio es muy limitado. Más en la tecnología fotovoltaica que en la termosolar.
"El hecho de que la termosolar traiga el almacenamiento por sí mismo y con eso la posibilidad de entregar al sistema electricidad en cualquier momento es un punto muy fuerte de esa tecnología", apunta Marcel Biel, secretario general de ESTELA (European Solar Thermal Electricity Association).
Las fotovoltaicas guardan la producción en baterías de litio, pero su vida útil y tamaño es muy reducido. A lo que hay que sumar la escasez de la materia prima. En España, sólo la planta fotovoltaica de Arañuelo III, en la región, incorpora un sistema de almacenamiento.
"Seguramente el Centro Ibérico de Almacenamiento de Energía, que se va a instalar en Cáceres, va a ser también un empuje para los temas de solar de concentración ligada al almacenamiento térmico de energía", subraya la Directora Departamento Energía del CIEMAT , Mercedes Ballesteros.
Además, la nueva Planificación Energética del Gobierno prevé a partir de 2023 la construcción de nuevas subestaciones en la región para solventar los problemas de almacenamiento.