Han pasado más de tres meses desde que Oksana Bursiak logró escapar de Ucrania huyendo de las bombas. Fue la primera mujer refugiada en llegar a Plasencia. Su familia de acogida le ayudó a encontrar su actual trabajo como auxiliar de cocina. "Me encuentro muy bien en el restaurante, estoy trabajando en la cocina junto a mis compañeras y aprendiendo cada vez más", nos cuenta.
Desde la distancia, mira la situación actual de Ucrania con preocupación porque parte de su familia aún permanece allí. "Allí se han quedado mi esposo y mis padres, pero están en estrés continuo porque los rusos ya están a 10 kilómetros de donde viven", confiesa Oksana.
Unos 600 refugiados ucranianos han solicitado permanecer en la región desde marzo. Marina Topchan llegó a Extremadura través de su hijo Pablo, que ya había estado con una familia de acogida veranos anteriores.
De estos dos meses, a pesar de las duras circunstancias, hace un balance positivo: "Estoy muy contenta, me estoy integrando muy bien y la gente en España nos está ayudando muchísimo", explica Marina.
Además de conseguir trabajo, también ha logrado escolarizar a sus hijos gracias a las gestiones realizadas por su familia de acogida.
Pasos adelantes para recomponer vidas devastadas tras abandonar su país de origen.