Hace cuatro semanas, nuestra vida cambió radicalmente. Por primera vez en la democracia se limitaban los movimientos y se imponía el distanciamiento social. Desde entonces, vivimos confinados y pendientes de los datos de un virus que, hasta hace tres meses y medio, era totalmente desconocido.
El objetivo de estas medidas era claro, lograr frenar la curva y acabar venciendo al COVID-19. Una tarea complicada que ha obligado alargar en dos ocasiones el Estado de Alarma e incluso, ya se ha anunciado que habrá una tercera prórroga.