Más de 1.500 personas tienen VIH en la región. Una enfermedad que, según nos cuentan, supone más problemas sociales que físicos. Y este estigma afecta también a las parejas.
Hoy es 1 de diciembre, Día Mundial contra el SIDA, que este año se conmemora bajo el lema "Tus prejuicios me hacen invisible". Hemos hablado con un extremeño que convive con el VIH desde hace diez años, pero precisamente por esos prejuicios sociales ha preferido mantenerse en el anonimato.
"Lo he llevado siempre en secreto"
Sólo lo ha comentado con familiares y amistades muy cercanas. Nos cuenta que tomó esta decisión porque tuvo dificultades y perdió el trabajo. Además constituye una gran dificultad a la hora de iniciar una relación con otra persona: hay que ganar confianza y "encontrar el punto exacto donde contar esta situación". Muchas veces, asegura, "me ha supuesto terminar esa relación".
Se puede convivir con el VIH, en la actualidad puede considerarse una enfermedad crónica. Pero el rechazo de la sociedad sigue ahí.
"En conversaciones ajenas a mí, sí ha habido comentarios como sidoso o que no me toque, que me va a contagiar"
Él cree que una forma de luchar contra el estigma sería dar un paso adelante: "Que las personas que tengamos VIH demos la cara".