Quemaduras, erupciones cutáneas debido a la sudoración o la humedad ambiental, calambres, espasmos o dolores musculares, visión borrosa, mareos, debilidad, pulso débil, sequedad de las mucosas y la piel, fatiga extrema, náuseas, malestar, taquicardia, dolor de cabeza, desvanecimiento e incluso la muerte…
Los peligros de la ola de calor en el cuerpo son muchos y, por ello, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ha querido recordar a los profesionales del campo los riesgos que corren estos días en su trabajo.
Las 13 medidas contra la ola de calor
- Usar ropa amplia, ligera, fresca y de colores claros. Evitar la exposición al sol de partes del cuerpo descubiertas. Por ejemplo, protegiendo la cabeza con gorra o sombrero.
- Aumentar la ingesta de agua y sal para compensar las pérdidas que se producen con el sudor. Proporcionar agua potable en las proximidades de los puestos de trabajo.
- Si es posible, combatir el calor mediante el acondicionamiento del aire (enfriamiento). Habilitar zonas de sombra o locales con aire acondicionado para el descanso de los trabajadores.
- En caso de aparecer los primeros síntomas de fatiga por esfuerzo físico (dolor de cabeza, sudor abundante y pulsación alta), descansar inmediatamente y colocarse en un lugar fresco.
- Verificar las condiciones meteorológicas de forma frecuente e informar a todos los compañeros y compañeras. Asimismo, informarles sobre los riesgos relacionados con el calor, sus efectos y las medidas preventivas y de primeros auxilios que hay que adoptar.
- Evitar el trabajo individual, favoreciendo el trabajo en equipo para facilitar la supervisión mutua de los trabajadores.
- Limitar las tareas pesadas que requieran un gasto energético elevado. Si es posible, proporcionar ayudas mecánicas para la manipulación de cargas.
- Instalar ventiladores, equipos de climatización, persianas, estores y toldos para disminuir la temperatura en caso de locales cerrados.
- Limitar el tiempo o la intensidad de la exposición, haciendo rotaciones de tarea siempre que haya sitios con menor exposición que lo permitan.
- Planificar las tareas más pesadas en las horas de menos calor, adaptando, si es necesario, los horarios de trabajo.
- Considerar que es necesario un periodo de 7 a 15 días para que el trabajador se aclimate al calor. Cuando se deja de trabajar en condiciones calurosas durante periodos como las vacaciones o bajas laborales, es necesario volver a aclimatarse al incorporarse de nuevo al trabajo.
- Aumentar la frecuencia de las pausas de recuperación (cada hora, por ejemplo).
- Permitir al trabajador, en la medida de lo posible, adaptar su propio ritmo de trabajo.
Por último, UPA ha querido advertir que estas indicaciones son generales.