Javier Marqués lleva seis años como vendedor de la ONCE. Hace un año, cuando se le asignó la zona centro de Badajoz vendía, entre cupones y rascas, unos 600 euros al día. Ahora depende de la jornada, pero como mínimo vende entre cincuenta y cien euros menos.
Un 10% menos de ventas
La situación es similar entre los 515 vendedores de la ONCE que trabajan en Extremadura. Con menos clientes en bares y restaurantes, y sin eventos que concentren a gente, su principal escenario, las ventas han disminuido.
"Desde que empezó la nueva normalidad la venta de cupones y juegos de la ONCE ha bajado sobre un 10%- nos cuenta Ismael Rodríguez, jefe de juegos de ONCE en la región- pero nos tememos que ahora será peor, con las restricciones del nuevo estado de alarma".
"La gente está desganada y prefiere guardar el dinero para otra cosa"
Los cuponeros, que conocen mejor que nadie el pulso de la calle, aseguran que la gente tiene miedo. "No solo es porque se sale menos de casa- dice Javier Marqués- es que la gente está más desganada, y prefiere guardar el dinero para otra cosa, por la situación económica".
Labor social de los cupones
La situación se agrava en los pueblos pequeños, con una población envejecida que apenas sale de casa. Por eso la ONCE recuerda que detrás de los cupones hay una enorme labor social. "Ayudamos a integrar sociolaboralmente a los colectivos más desfavorecidos- afirma Ismael Rodriguez- que también están sufriendo con la pandemia.
9 milllones en Trujillo
Pero tampoco hay que olvidar que se reparten premios. "La gente tiene que estar contenta- nos cuenta Javier Marqués- porque el viernes dimos 9 millones de euros en Trujillo". Porque en época de pandemia lo último que debemos perder, dicen, es la ilusión.